lunes, diciembre 12, 2005

Fiesta

Gloria a Dios en las alturas
recogieron las basuras
de mi calle ayer a oscuras
y hoy sembrada de bombillas...

Apurad
que allí os espero si queréis venir
pues cae la noche y ya se van
nuestras miserias a dormir.
Vamos, subiendo la cuesta
que arriba mi calle se vistió de fiesta.


Partía la oscuridad del estadio la voz del poeta. Contenía multitudes, y el pelo aún fresco desde el mar. Sonreía y, a su edad, todavía sentía escondida tras las cañas dormir a su primer amor. Todavía, y a esa edad. Cantando otras frases me decía que las fuerzas no se acaban, que mi muerte está exiliada, que se arme la mirada y ¿dónde están mis brotes de tu infancia? Mira, saca las malezas. ¡Sorpresa! Crecieron olvidados.
Aprende la lección. Ya puedes irte, se terminó el regaño. Te irás, pero no por donde entraste.
Suelen los sermones ser severos, cuando se adoptan varios padres es mejor portarse bien.
Aplaudían de pie los meses de mi vida y ésta fue la despedida:
En gracias le grité "te voy a extrañar"
De nada respondío "Qué más da, aquí o allá".

Se acabó
el sol nos dice que llegó el final
por una noche se olvidó
que cada uno es cada cual.

Vamos
bajando la cuesta
que arriba en mi calle
se acabó la fiesta.





En subidas

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