Por las cornisas de los edificios
van saltando los temerarios de ultramar,
con la sonrisa de los que nunca dicen nunca más,
tronando aún las tormentas de tiempo atrás.
Los barrios del corazón se descubren
en las penas todavía sin bautizar.
Los colmillos negros entre la furtiva soledad
dicen más de lo que duelen, si con la vida en tu boca pintas
lágrimas con diamantes de azúcar en todas las veredas,
margaritas que sueñan con escaparse de sus macetas,
brújulas que llevan a un blues, deseos que valen monedas,
hilachas que debes mostrar; mentiras en las recetas
de los manuales de hoy.
La tumba se queda siempre vacía
cuando ellos se dan la orden de no morir,
es hora que la amargura no se venda en su elixir,
saben que las heridas se pueden zurcir.
La rutina se pega en el zapato
del que busca con la tele vivir en paz.
La ventanilla del tren es buen lugar para saltar
para salir a ver el mundo, que brilla por estar lleno de
lágrimas con diamantes de azúcar en todas las veredas,
margaritas que sueñan con escaparse de sus macetas,
brújulas que llevan a un blues, deseos que valen monedas,
hilachas que debes mostrar; mentiras en las recetas.
Lágrimas con diamantes de azúcar brillan en las mejillas,
a navegar los Mares del Nunca parados sobre la silla.
Brújulas que llevan a un blues, que los años no vengan solos,
que todos los relojes del mundo se adapten a tu modo.
Aventurero de emociones
martes, noviembre 20, 2007
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4 comentarios:
Hoy soy la persona más afortunada del mundo... porque me has regalado esa belleza a mí antes de compartirlo en tu blog. Porque justo en ese momento estuvo dedicada a mis pena y a ninguna otra... Gracias ^_^
Hola Gustavo, estoy descubriendo tu sitio, qué bueno que seas tucumano.
Lo que escribiste me parece una canción, debería tener música. ¿Alguna vez te dedicaste a eso, a escribir canciones?
Un abrazo.
Me encanta como escribís, tus palabras me siguen a todos lados
super raro el efecto en la foto
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