lunes, abril 10, 2006

Sumario

Cuento y recuento, del guardarropa prestado de mi vida.

Me vestí del ángel de la joven de mi vieja, cuando me dormí en el asiento de atrás para escapar otra vez a los vuelcos que daba al cerro el Concierto de Aranjuez. Me vestí de chico con jean de aventurero, con traje de querer ser el genovés que consideró su miedo a un mes de navegar en alta mar. Tenía yo siete años y ganas de ganar cuando mi lejano Karl Marx se calzó de Robin Hood.
Me metí después en los zapatos del amante de una hija, donde envainaba mis pies para escapar por los techos cuando llegaban de noche, su padre y su valija. Todavía escucha las pisadas en sus tejas; pero distinto el andar que a su honra tanto aqueja.
Allá va doblando la esquina… esa boca prometía y prometía ser tan mía, ser tan mía.
¿Quién se llevó mi abrigo de ando contigo?

Ya se puso renegrido el capón a rayas de mi mejor amigo, de tantos canallas que lo usaron sin cuidado, sin razón, sin olvido.
Fué Vanesa quien me disfrazó con el buzo de intruso que irrumpe en tu habitación mientras duermes, y sin despertarte se lleva lo que no quiere que sueñes. Me mudó por todo su vestuario de novela mejicana; la remera del que la deja por la hermana, la del negador de cuentos de su infancia, del que viste de nostalgias de nunca jamás comenzó. Pasé también por la camisa de una rosa inesperada para Melisa, en un banco, en el salón, en un año que ya pasó. Llevé día a día la camiseta solitaria de enamorado anacoreta del fondo del aula; sólo su nombre cambiaba, Fernanda, Emilse, Noelia o Paula.

Y en mis placares, soledades.

Vestí durante meses con el gabán de la frente sudada y sin pan, en la peatonal y bajo el sol; ¡llévese uno, llévese dos!
Me puse un par de veces la chupa del que niega a mi sobrina un "upa" de metro ochenta de altura.
Y fue una noche escarchada, con la cena en la sartén, con un beso y un cuidate, que Hugo Lobo hizo de un instante mi primer día del padre. Gracias mi viejo, por un abrigo afectivo para este pendejo muerto de frío.


Cambiado para salir

2 comentarios:

Anónimo dijo...

TODOS TENEMOS CONFLICTOS A NUESTRA MEDIDA, Y MOMENTOS DE VULNERABILIDAD QUE NOS TIRAN DE RODILLAS,PERO RECUERDA QUE NADIE PUEDE HACERTE SENTIR MAL O INFERIOR SIN TU CONSENTIMIENTO. PONETE LA CAMISETA DE GANADOR GUS, CUANDO ASUMAS QUE "VOS SOS" Y QUE "VOS PODES",SOLO BASTARÁ UN PASO PARA ALCANZAR EL ÉXITO PARA EL QUE ESTAS PREDESTINADO. LO QUE NECESITAS NO ESTA AFUERA, NO LOS ESCUCHES...ESTA ADENTRO TUYO, "SÓLO DEPENDE DE VOS", DE QUE TE PONGAS ESA CAMISETA Y TE LO CREAS. YO CREO EN VOS. EXITOS!!!

Ilde Diez dijo...

si me gusto o no, es lo de menos..tendría que decir que si porque me gustan ciertos autores y hay que ser fiel a algunos principios (y concluyente a algunos finales...)pero mas alla de la prosa lo agarré por el psicoanálisis: que barbaro esto de la paternidad diferida, no? y con eso se liga la pregunta: a quien abrazaran los hijos de ese padre, con que brazos se curaran el frio?

 
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