El día que hayas partido se perderá en el olvido un lucero de mi bolsillo. Quedará en herencia repelente de abogados; calendario sin sucesión repitiendo el enero del
adiós, un mar sin luz y sin horizontes, un camino alérgico a los pasos y cerrojos sin vueltas. No sabrán los detectives a quién arrestar; les quitarán los dioses a los celtas, los colores a la noche buena, el ruido a los latidos y aquello sin nombre que le da tanta, tanta vida al cuerpo. De qué cristal está hecha la vida que se parte en tantas partes en cada despedida…El día que hayas partido…
Revientan las burbujas en el aire.
Más marchitas que esos días son estas noches, puertos nublados que despido en cada luna, me despiertan los susurros de que esos días fueron ayer y aquí estoy frente al mar y truenos viendo al barco de tus sueños decir adiós, viendo a tu recuerdo alejarse, cortando el agua en silencio. Con manos de desgano dibujo mi silueta a tu lado, mientras más y más espeso se empaña el vidrio de la memoria de aquellas historias.
En el barrio de la muerte


