El Norte ayer dejó de existir
así sin anuncios, sin discurso de adiós.
El Ártico mareado se bajó del pedestal
y el Sur brindó con martini su victoria
en el juego eterno de los perdedores.
Gira el mundo, gira en otra historia.
Ayer el Norte,
así nada más
dijo dejo de existir.
Los capitanes gritan huelga,
digan quién ha sido y cómo se navega
en tres puntos cardinales y latitudes muertas.
Desde ayer, ni trópicos ni meridianos,
sólo mar en copa y rayas de rayuela.
Corren los osos, corren en vano,
no saben qué hacer.
El Norte no está,
se le dio por no existir.
Verás al firmamento romper filas
y al sol enredarse en los cables de luz.
La estación es un nido de trenes,
las golondrinas, Robinson Crusoe.
Mochileros de autopista,
cartógrafos suicidas.
Un circo es esta vida
de cuerdas flojas que titilan.
Dejé las promesas para otro destino,
la brújula enterrada en basureros
y me senté en un poste a medio camino.
No hay nada que hacer,
sólo me queda escribir.
Lloren por el Norte,
ha dejado de existir.
El Grial era un zapato
Los templarios
se sientan en Mc Donalds
a comer sus decepciones